martes, 30 de mayo de 2023

Xipe Totec: el dios con máscara de piel humana

La forma ancestral de Xipe Totec (el desollado o el dios con máscara) era venerado en Teotihuacan como un dios de la vegetación, más tarde lo harían los aztecas. Se le representa con la piel de un hombre sacrificado.

Durante el periodo del Posclásico Temprano en México central, surgieron tanto la práctica del desollamiento como el culto a Xipe Tótec. La estatua de Xipe Tótec muestra un tocado compuesto por tres bandas entrelazadas, un símbolo del sacrificio en Mesoamérica. La figura lleva una máscara y una túnica hecha de piel humana.





Esta escultura de cerámica representa a Xipe Tótec, también conocido como "Nuestro Señor el desollado", con su atuendo característico de piel humana. Fue descubierta en 1932 en Xolalpan, un sitio en Teotihuacan, junto con 16 tumbas que contenían cerámica Mazapa (1000-1100 d.C.).


Entre los mexicas, Xipe Tótec era un dios de gran importancia, y cada año se celebraba una festividad en su honor llamada Tlacaxipehualiztli. Esta festividad conmemoraba tanto las victorias militares como la creación mítica del Quinto Sol. Durante la celebración, se sacrificaban cautivos de guerra para desollarlos y utilizar sus pieles como vestimenta.

Además, Xipe Tótec era considerado un intermediario valioso para la regeneración del maíz. Esta creencia adquiría sentido en el contexto de su sistema de creencias, ya que consideraban que la actividad bélica contribuía a renovar la vida al nutrir al Sol y a la Tierra con el alimento vital: la sangre.


En esta figura se representa con un tocado llamado yopitzontli, porta una máscara hecha de piel humana así como un chaleco del mismo material, un escudo, un vaso en forma de garra de murciélago y una falda de zapote en la cintura. Puedes verlo con mas detalle en el siguiente modelo 3d.


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viernes, 12 de mayo de 2023

El Códice San Juan Teotihuacan: crónica de una sublevación.

 El Códice San Juan Teotihuacan

El Códice San Juan Teotihuacan es un documento histórico de gran valor que data del siglo XVI. Se trata de un fragmento de papel amate que formó parte de un documento mayor, ahora perdido. A pesar de que presenta grandes orificios y no tiene una forma regular, el códice es una fuente valiosa de información sobre la historia de una revuelta de indios que tuvo lugar en el pueblo de San Juan Teotihuacan durante el siglo XVI.


El documento está dividido en siete franjas horizontales y contiene una serie de dibujos que representan diferentes escenas y personajes. La primera franja, que es la más ancha, muestra una iglesia con seis y medio círculos que representan años, y sobre ella hay un glifo de lugar y un brazo con una corriente de agua que dice "Ancolma". En la parte derecha de la franja se encuentra el tecpan o palacio de "Tezcoco Sant atº". Dentro del tecpan se puede ver a un fraile hablando con un grupo de indios.

En las siguientes franjas o renglones se aprecian algunas figuras de frailes representados con glosas, donde algunos aparecen golpeando a los indios. También se muestran indígenas, objetos de tributo y construcciones. En la quinta franja, por ejemplo, se encuentran diez indios con su nombre, y más adelante se muestra una casa con un orificio por donde sale un hombre, frente a él unas huellas de pies y una leyenda "Teopa pitzq Cholloa". En el sexto renglón aparecen dos indios con los pies amarrados y nueve más cargando una viga. Atrás de ellos se aprecia otro edificio del que sale un indio.

De acuerdo con el Lic. Ramón Mena, el documento habla de la revuelta de indios en el año de 1557 cuando los agustinos pretendieron construir un convento en San Juan Teotihuacan como lo hicieron en Acolman. Alfonso Caso dice que el documento narra también los trabajos personales a los que los indios eran obligados por los frailes y de los que se quejaban ante el virrey y la audiencia.

La primera franja se ha interpretado como la época de paz, cuando los franciscanos desempeñaban su labor religiosa en Texcoco y Acolman. En el segundo y tercer renglón se muestran los trabajos y cobros que hacían los religiosos. En la cuarta, quinta, sexta y séptima franjas se indican las consecuencias, es decir la sublevación y los castigos impuestos a los indios.

El códice fue parte de la Colección de Lorenzo Boturini y fue descrito brevemente por Ramón Mena, quien le asignó el número 32 y le llamó Códice Tezcoco Acolman. También se exhibió en el Museo Nacional de Antropología en México junto con otros fragmentos que no pertenecen a este códice, pero que probablemente estuvieron con él formando un solo legajo. En el inventario del 1743 y 1745 tuvo el número 4-51.


Fuente:


D.R. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México. (On Line)

https://mediateca.inah.gob.mx/


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