La escultura de Chalchiuhtlicue, que representa a la deidad mesoamericana asociada con las aguas terrestres (contraparte femenina de tlaloc), fue localizada cerca de la Plaza de la Pirámide de la Luna en Teotihuacan, muy cerca del Palacio de Quetzalpapálotl.
El descubrimiento de la escultura data de mediados del siglo XIX. Durante esa época, se creía que la escultura era una mesa de sacrificios, ya que solo era visible su parte superior, y había una creencia popular de que las personas caían desmayadas al entrar en contacto con ella. Fue completamente descubierta y descrita por Ramón Almaraz en 1865, y más tarde, en 1888, el arqueólogo Leopoldo Batres se encargó de trasladar la escultura al Museo Nacional en la Ciudad de México.
El traslado de la escultura al Museo Nacional en la calle de Moneda fue realizado por Leopoldo Batres en 1890.
Para esta empresa se diseñó un ferrocarril provisional que corría desde la Pirámide de la Luna hasta la comunidad de San Sebastián Xolalpa (a unos 3km), donde entroncaba con un ramal de la vía México-Veracruz.
La pieza llegó en tren a la Estación Buenavista en la Ciudad de México, y se necesitó un carro especial para su traslado, que fue jalado con mulas. Durante este proceso, los diarios de la época advertían a la gente a no acercarse a la escultura por el riesgo de que los cables se rompieran.
Finalmente, en 1964, cuando se construyó el Museo Nacional de Antropología, la escultura fue trasladada a sus instalaciones en el Bosque de Chapultepec, donde permanece hasta la fecha como una de las piezas principales de la Sala Teotihuacan. Esta escultura no solo es un testimonio de la habilidad artística y religiosa de los teotihuacanos, sino que también es un ejemplo destacado de los esfuerzos de conservación y estudio del patrimonio cultural mexicano.
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